martes, 25 de marzo de 2008

Yo no tuve suerte. Y hay cosas donde solo juega eso, la suerte, el azar, o como coño se llame. Entramos a una pensión de la calle Espejo, un viejo nos acompaño hasta el cuartucho, habían 3 tipos, no se podía respirar del humo, pero bueno, él Negro amaba esos lugares.Afuera se veía la estación de trenes, entro una piba preciosa y sirvió café en pocillos chicos, de esos que solo existen en la casa de las abuelas. Hacia mucho frío, la piba preciosa trajo una estufa a kerosene que apestaba, pero bueno, ahí estábamos, el Negro, un colorado de unos 40 años que fumaba imparciales, la vieja aristocrática, con aspecto de mujer adicta a los psicofármacos, apestaba a Opium de Ives Saunt Laren, era flaca y tenia el pelo largo, y un tipo cincuentón que era el amigo del Negro.En teoría era el que regenteaba el bulo.Así las cosas, largaron la primera mano de poker, yo me quede afuera, tenia una sensación extraña en el estomago, el colorado gano con un par doble la primera mano, la otra mano el Negro mintió y doblo hasta que todos se retiraron. Yo sabía que estaba mintiendo. El tipo cincuentón llamo a la piba y trajo mas café, afuera la noche seguía helada, pero en calma. Habia en el aire una bruma muy suave, tuve ganas de salir. Le avise al Negro, que le consulto al Cincuentón, quien autorizo mi salida.Me acompaño la piba que traía los cafés, esta vez bajamos por otras escaleras, que no salían al mismo lugar por donde ingresamos. Sentí voces todo el tiempo, gente que hablaba de generalidades, vi una foto con la formación de San Martín en el Nacional 74,un teléfono negro, todo en unos inmensos pasillos que nunca terminaban. Salimos a la calle Espejo, la piba me acompaño hasta un kiosco que yo suponía que aun existía, pero no. Antes de llegar al lugar, encontré otro lugar, en el mismo lugar donde antes mi viejo me había comprado Chocolates Aero. La piba no hablaba ni me dejaba ver su mirada. Con el vuelto de los puchos el tipo me dio unos caramelos, le ofrecí a la piba que no acepto moviendo la cabeza en forma negativa, cruzando sus brazos para protegerse del frió. Volvimos al edificio por la primera entrada, frente a la estación de Trenes. Volví a la mesa, esta vez me senté y pedí cartas. Nada, volví a pedir y me vino un par de reinas, compre una, salio un siete de pike que sirvió para un par doble, el colorado doblo la apuesta, yo redoble, el tipo emparejo, la vieja y el negro se retiraron, el cincuentón también. Mostramos las cartas, el colorado tenía tres reyes. Mierda.Jugué un par de manos más y seguía perdiendo.Me levante para ir al baño, en las habitaciones lindantes habían luces, el lugar había sido un hotel años atrás, ahora funcionaba como pensión. Alguien salio de una habitación, no alcance a a ver con claridad, pero la voz me resulto familiar- Haffner, váyase de ese lugar, aproveche ahora que esta afuera, después no va a poder salir-- A usted lo conozco de algún lugar- le respondi.-Aca nos conocemos todos, pero hágame caso, váyase de ese lugar-Volvió a insistir el tipo.- Tengo que volver, la verdad que estoy esperando a un amigo-- Váyase ahora, uno se pasa la vida esperando, yo se lo que le digo.....-pego media vuelta y se fue-- Oiga, me puede decir de que se trata todo esto??-le pregunte-¡Dispare ahora que puede! ¡Y no vuelva nunca mas!-
El sujeto en cuestión desapareció por los pasillos del lugar, llegue al baño y me llamo la atención una cajita de plata, idéntica a otra que arroje a un lago del sur hacia menos de un año. Volví a la habitación, el Negro estaba ganando, encendí un parisien y alguien me alcanzo un trago de Ginebra Bols.